lunes, 5 de diciembre de 2011

Pasta Vongole

 

Esta es una de mis pastas preferidas, es ligera, sencilla, y con una intensidad de sabores maravillosas... esta receta que les dejo es una receta base, para que luego si les apetece puedan ir haciendo pequeñas variaciones y así darle su ¡toque personal!.. al final la Cocina con el Alma se trata de eso... de crear nuestros platos... de darles nuestro sello personal... así que habrá quien le ponga un toque picante, o quien le de un toque dulce con un poco de albahaca, quien cambien los tomates normales por tomates cherrys, o quien simplemente la prepare así como está en la receta... sin embargo, sea como sea que sea con el Alma... allí la diferencia entre un plato de pasta y un ¡Plaaatooo de Paaaastaaaa!... ¡¡Espero la disfruten!!... y por supuesto ¡Bueno Provecho!

Pasta Vongole.

Ingredientes:

500gr de almejas
1 diente de ajo.
400gr de tomates frescos, pelados y sin semilla.
50gr Mantequilla.
1 taza de vino blanco.
20gr de perejil, finamente picado.
Aceite de oliva.
Sal y pimienta al gusto.

400gr de Linguini 

Elaboración: en una olla colocamos el agua a calentar para preparar la pasta. A parte vamos preparando la salsa.
Lavamos bien las almejas, en un sartén de fondo pesado colocamos un poco de aceite a calentar junto con un diente de ajo completo (sin picar ni pelar) y agregamos las almejas, movemos de vez en cuando. Ellas poco a poco se irán abriendo, una vez que todas o la mayoría estén abiertas las retiramos del fuego y las colamos, NO las lavamos para mantener el aceite. Aquellas almejas que no se hayan abierto al cocinarlas las descartamos. Las demás las separamos de su concha y las reservamos, podemos guardar algunas en su concha para decorar. 
Picamos finamente el ajo que empleamos antes, lo mismo hacemos con los tomates.
Utilizando el mismo sartén donde cocinamos las almejas, derretimos la mantequilla y un poco de aceite de oliva a fuego medio, salteamos el ajo, añadimos los tomates, las almejas, un poco del perejil y cocinamos por 3min removiendo bien. Agregamos el vino, la sal y la pimienta, cocinamos moviendo de cuando en cuando hasta que reduzca el vino y la salsa esté un poco espesa. 
Al momento de servir mezclamos la pasta con la salsa en el sartén donde la hemos cocinado, servimos y rociamos con un poco del perejil que nos ha sobrado.

Cocina de Aroma… O Aromas en la Cocina.




     Una de las cosas que más disfruto del oficio de cocinar es poder escoger con mis propias manos los ingredientes frescos que voy a utilizar; es maravillosa la sensación de recorrer una frutería o verdulería e ir, poco a poco, acariciando los tomates para encontrar el más jugoso y firme, oliendo la fresca albahaca recién cortada o las matitas de romero que con la brisa inundan nuestros sentidos, y ni hablar de esas fresas intensamente rojas que de solo verlas hacen agua la boca. 


    Una vez hecha la compra entrar a la cocina se convierte en casi un ritual sagrado: dejar las bolsas sobre el mesón, ir hasta la sala y poner algo de música (que por supuesto vaya con el humor del momento), abrir las ventanas para que la brisa pueda traer consigo algunas noticias del mundo exterior, volver y a sacar todo… para luego comenzar a cocinar.

     Muchas veces no tengo ni idea de que voy a preparar hasta el momento de la compra, otras tantas lo descubro ya en casa, frente al mesón, con los ingredientes esperando y los cuchillos prestos a cualquier decisión. Entonces, cual alquimista que escoge, pesa y mezcla, comienza la travesía en la cocina: los olores se van despertando a medida que los cuchillos se deslizan por las cebollas, los ajos, los ajíes… todo se intensifica cuando se ponen al fuego… una salsa espesa de rojos tomates burbujea lentamente, desprendiendo cada vez olores de albahaca, de ajo, y por supuesto de tomate… los mariscos a un lado evocan el mar, no el embravecido, sino el tranquilo, aquel que disfrutamos con el vaivén de su oleaje… mas allá unas fresas aguardan lejanas, a la espera de qué harán con ellas, rojas, intensamente rojas, tientan al alquimista que aún no sabe qué hacer con ellas.

Y así, entre la música que suena al ritmo de la brisa y el calor del fuego haciendo su labor, se llena de aromas la cocina… la casa… la vida.

Se llena de aromas, de colores, de recuerdos, de experiencias…que invaden todos nuestros sentidos.